3/9/11

Nunca me sueltes. Nunca...

                -Hace buen día hoy, ¿verdad?
Xavier está tumbado sobre una bandera de los Estados Unidos, debajo, la arena va calentándose conforme el sol va alcanzando la perpendicularidad que le corresponde a las doce de la mañana que son.
Ella está dando vueltas a su alrededor, con una palo en la mano, removiendo la arena bajo sus pies.
La cala está vacía, el agua tan fría que corta la circulación, y cristalina, y la arena está cada vez más caliente, al igual que el ambiente.
Celia le mira, se acerca a él, y poco a poco, se sienta sobre su estómago.
                -No me hagas esto… -suplica él con voz socarrona.
Ella ríe. Y echa el tronco hacia delante, abrazándole con fuerza.
Él, hunde la cabeza en su cuello e inspira profundamente. Le encanta hacer eso.
                -Tengo miedo.
                -¿De qué? No nos va a ver nadie…
                -No, no miedo de estar aquí.
Él aparta la cabeza y la mira. Celia ya no sonríe.
                -¿Qué te pasa, vida?
                -Tengo miedo… a que te canses de esperarme.
Él ríe tenuemente, y pasa la mano por su pelo, mientras se muerde el labio inferior.
                -Nunca.
                -No quiero que te vayas y me dejes, porque te hartes de esperar. Yo…
Xavi levanta la cabeza del suelo y posa sus labios sobre los de ella.
                -Todo está bien como está.
Celia le abraza más fuerte aún.
                -No me dejes nunca. Nunca… -susurra ella
                -No me sueltes nunca. Nunca. –repite él.

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