3/9/11

Cuatro Vientos.

ChupaChus de lima. Lo mejor del mundo después de los M&M’s y las piruletas de FIESTA.
El tren está casi vacío. Hay un abuelo dándoles la chapa a unos niños que no tendrán más de catorce o quince años, como ella. Una señora mayor gritándole a un teléfono móvil de cinco teclas, un hombre trajeado leyendo el periódico en lo que parece un iPad recién estrenado, un tío de unos veinte años viciado de tal manera a la PSP que tiene entre las manos que se acaba dando cuenta que se ha pasado de estación, y algunos especímenes varios más.
El tío que está sentado enfrente de ella está con los cascos puestos escuchando a saber qué clase de música, y cantándola en alto, no precisamente con una voz , tenua y sexy; más bien chillona e irritante.
Le entran ganas de taparle la boca, pero cada vez que pronucia una consonante, expulsa babas a tamaños variantes e indefinidos, así que se reprime. Cuando ve que la siguiente estación se aproxima, se levanta disimuladamente como si fuera su parada y se sienta al fondo del vagón, sube un pie al asiento de enfrente y apoya la cabeza en el cristal.
This is the first day of my life.
I swear I was born right in the doorway,
I went out in the rain suddenly everything changed.
They're spreading blankets on the beach.
                -¡Hombre!
Alba levanta la vista. No se lo cree. Por una vez desde que se conocen, decide dedicarle una pequeña sonrisa.
                -Ya sé que me quieres, pero no hagas tantos esfuerzos por seguirme, te acabarás cansando de mi… -dice él mientras se sienta a su lado.
Ella le da un codazo.
                -Jacobo.
                -¿Ajá? –contesta él.
Ella no responde, se baja los cascos al cuello. Él comprende de seguida.
                -Era a modo de hola –se responde a sí mismo.
Alba mira por la ventana mientras ríe.
                -Lima –dice mirando la que Alba tiene en la mano.
Ella le ofrece, aunque seguidamente, y sin haberle dado tiempo a reaccionar, ella se lleva el caramelo a la boca otra vez.
Jaco empieza a hablar, ella simplemente le oye, pero no escucha lo que está diciendo. Y, sin pretenderlo, siendo un puro reflejo, apoya la cabeza en su hombro izquierdo.
Él calla por un segundo, la mira, sonríe y sigue hablando sobre los planes que tiene.
                -Bueno, y tú, ¿dónde vas?
                -Cuatro Vientos.
                -¿A?
                -Cosas.
Entonces Jacobo le roba el ChupaChups de la mano y se lo mete en la boca. Ella le empuja sin fuerza con el codo.
Alba no ha estado escuchado. Pero Jaco, también va a Cuatro Vientos, aunque ella no sepa ni para qué, ni que va cerca de su destino…
Cinco paradas más. Y un trasbordo.
                -Oye, ¿por qué me sigues? –dice ella cuando le ve sentado a su lado de nuevo, con su ChupaChups aún en la mano.
                -Tú me sigues a mí, perdona…
                -No, por aquí se va a Cuantro Vientos. Yo -remarca -, voy a Cuantro Vientos.
                -Y yo también, perdona –imita él.
Alba se queda callada. ¿Enserio?
Se bajan en la misma estación.
Le arrebata el caramelo, ya solo queda una bolita en el filo del palo. Ella la muerde y se saca el palo de la boca. Jaco se lo quita, y empieza a morderlo para comerse la parte que se queda siempre en el agujero de éste.
                -Espero verte otra vez.
                -Yo no –bromea ella.
Jacobo no lo duda un segundo, se acerca, la agarra por la cintura y junta los labios con los suyos. Fugaz, suave, inesperado. Y seguidamente, se aleja, separando lentamente sus manos de ella.
Alba le mira alejarse. ¿Qué ha sido eso?

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